PARIS (AFP) - Existen muchas posibilidades de que un gran terremoto como el que acaba de causar 60.000 muertos en el sudoeste de China desencadene otro en el otro extremo del mundo, afirma un estudio publicado este domingo. 3m3065
Este descubrimiento inesperado podría un día servir para prever mejor la frecuencia e intensidad de las réplicas, señaló a la AFP uno de sus autores.
Un equipo de geólogos estadounidenses estudió los sismos de una magnitud superior a 7 en la escala de Richter ocurridos desde 1990 y se dio cuenta de que en 12 de 15 ocasiones las ondas habían provocado temblores de menor importancia en las fallas de otros continentes.
El temblor de China, de magnitud 7,9, no está incluido en este estudio publicado por la revista británica Nature Geoscience.
"Sabíamos que las ondas sísmicas podían viajar hasta la superficie de la Tierra", explicó uno de los responsables del estudio, Tom Parsons, del Observatorio Geológico de Estados Unidos.
"Sin embargo, para la mayoría de los científicos, los llamados temblores de tierra dinámicos son casos distintos. En realidad, se producen en todos lados regularmente, y eso es una sorpresa".
En diciembre de 2004, un gran terremoto en las costas de Sumatra, en Indonesia, desencadenó reacciones sísmicas en Alaska, California y Ecuador.
Si bien los sismos sucesivos son generalmente de menor importancia -de magnitud 3 a 5 en la escala de Richter- no hay ninguna razón para que no sean menos violentos que el primero.
"Pueden alcanzar cualquier intensidad", aseguró Parson, que identificó en el último cuarto del siglo XX ocho seísmos "de una intensidad superior a 7 que desencadenaron otros aún más violentos".
Para medir las reacciones en cadena de un terremoto, Parson y su equipo estudiaron los registros de los sismógrafos de 500 estaciones de una red mundial de vigilancia sísmica.
"La gran cuestión son las réplicas y lo que ocurre tras un temblor de tierra", constató Parsons, subrayando que existen dos hipótesis sobre el encadenamiento de terremotos.
Generalmente, las réplicas se producen en un perímetro de 100 a 200 kilómetros del epicentro, por un efecto de rebote entre las fallas conectadas al mismo sistema: es el detonante estático.
Sin embargo, el hecho de que se produzcan temblores importantes a gran distancia sólo se explica por un efecto dinámico de propagación de ondas, indicó el investigador.
Esas ondas viajan por la superficie de la Tierra "sin perder verdaderamente intensidad incluso en distancias considerables", agregó.
A fin de prever las consecuencias sísmicas inmediatas de un terremoto como el que viene de sacudir a China, habrá que examinar por separado el desencadenante estático y el dinámico.
"Podemos estudiar las réplicas consecutivas y sacar lecciones, pero tenemos también que conocer el porcentaje de seísmos de origen dinámico", insistió Tom Parsons.
"Una vez que han pasado las ondas ya no se sienten y ya no hay de qué preocuparse", aseguró.