Su entrevista con Oprah ha ofrecido a la duquesa de Sussex la oportunidad de corregir unos rumores que circularon hace un par de años acerca del trato que habría dispensado a su cuñada Catalina de Cambridge, con quien tradicionalmente se le ha atribuido una relación complicada, en los días previos a su enlace de 2018 con el príncipe Enrique.
Las malas lenguas aseguraban que la esposa del príncipe Guillermo había acabado hecha un mar de lágrimas por el carácter autoritario y las exigencias desproporcionadas de la antigua actriz, pero esta ha asegurado ahora que sucedió justo al contrario: fue ella quien acabó llorando, aunque también ha insistido en que Catalina y ella no llegaron a protagonizar realmente ninguna discusión.
"No creo que sea justo entrar a dar detalles porque ella se disculpó y la he perdonado", afirmó Meghan para centrar la atención en lo realmente importante: que nadie desde palacio se molestó en corregir la historia que se filtró a la prensa y que la retrataba como una persona difícil.
Lo único que ha desvelado sobre todo este asunto es que la duquesa Catalina se 'molestó' por algo relacionado con las seis niñas de las flores que iban a participar en la ceremonia, entre las que se incluía su hija la princesa Carlota. Pero, ¿qué fue exactamente lo que sucedió entre las dos mujeres?
Según asegura ahora la prensa británica, desviándose de la teoría inicial de que el drama había surgido porque el vestido de Carlota no era de su talla y apenas quedaba tiempo para alterarlo, Catalina era partidaria de que las pequeñas se pusieran medias, tal y como dicta el protocolo, pero la novia opinaba que, en pleno mayo, haría demasiado calor. Finalmente las niñas llevaron unos vestidos de color marfil con mangas de farol diseñados por Clare Waight Keller, que también creó el vestido de la duquesa de Sussex, y unos zapatos blancos de Aquazurra adornados con sus iniciales. Y ni rastro de medias, por cierto.
FUENTE: SHOWBIZ