En el Gran Premio de España, el equipo Ferrari mostró señales claras de progreso con su monoplaza, el SF-25. Uno de los avances más notables fue en la configuración aerodinámica, donde los ajustes realizados permitieron un mejor equilibrio y una mayor eficiencia en tramos de alta velocidad. Este trabajo dio frutos concretos, ya que Charles Leclerc logró subir al podio, un resultado que fortalece la moral del equipo en esta etapa de la temporada.
El equilibrio entre la carga aerodinámica y el desgaste del fondo del coche se mantiene como un área crítica dentro del desarrollo del Ferrari. Exigir demasiado al coche en este aspecto puede generar pérdidas de rendimiento y afectar la fiabilidad, mientras que una configuración más conservadora puede limitar el potencial en clasificación y carrera.
En contraste, McLaren ha logrado optimizar mucho mejor este parámetro. Su monoplaza se ha mostrado estable y eficiente, incluso en circuitos con alta exigencia aerodinámica como el de Barcelona. Esta capacidad de mantener una buena altura del coche sin comprometer el rendimiento les ha permitido consolidarse como uno de los principales contendientes en la lucha por el campeonato.
La gestión de este tipo de detalles técnicos, que pueden parecer menores a simple vista, es clave en una temporada tan ajustada como la actual. A medida que avanzan las carreras, equipos como Ferrari deberán encontrar soluciones efectivas para estos aspectos si quieren mantenerse competitivos frente a rivales que están aprovechando cada margen de mejora.