La ciudad más grande de Australia prorrogó su claustro hasta fines de septiembre e impuso nuevas restricciones para detener la propagación de la variante delta del coronavirus, incluyendo un toque de queda y la obligación de usar la mascarilla.
Sydney lleva desde junio bajo órdenes de confinamiento, desde que la variante delta fue detectada en un chofer de limosina que llevaba a la tripulación de un avión de carga estadounidense desde el aeropuerto de la ciudad.
Desde entonces 65 personas han fallecido de COVID-19 en New South Wales, inclusive cuatro durante la última noche.
Sydney iba a poner fin a su encierro el 28 de agosto, pero el gobierno estatal ahora anunció que seguirá hasta el 30 de septiembre.
FUENTE: Associated Press