Un santo milagroso, así es el significado que le han dado los devotos al Cristo Negro de Portobelo, comunidad ubicada en la costa arriba de la provincia de Colón, Panamá, este santo es considerado como uno de los más adorados a nivel nacional y también se le ha dado el titulo como "el Santo de los Cantantes".
La historia del Cristo Negro data de los años 1658, que según la historia durante el mes de octubre la imagen fue encontrada por un hombre pescador que se encontraba en el puerto natural conocido como Portobelo, cuando vio que un cayuco llevaba dentro una carga, al descubrir lo que contenía la envoltura se encontraron con la imagen del Nazareno.
Una vez conocido por los españoles la presencia del Santo, decidieron llevarlo hacia otro país del continente, según cuenta la historia pero cada vez que el barco intentaba zarpar llegaba una tormenta que impedía su salida del puerto.
image.png
Cristo Negro de Portobelo
A partir de ese momento, la escultura ha quedado en la historia y en la vida del panameño que, de hecho existen cantantes que a nivel internacional que han mostrado su devoción al Cristo Negro de Portobelo, tal como lo es el conocido cantante puertorriqueño, Ismael Rivera en su canción "El Nazareno".
Cristo Negro de Portobelo, peregrinación y manda
Un documento de la organización de Estados Iberoamericanos (OEI) menciona que, simultáneo a la llegada del Cristo Negro a Portobelo se desató una terrible epidemia de viruela, que diezmó fuertemente la población, y motivó que todos los ciudadanos del pueblo le imploraran de rodillas a la imagen que los protegiera de este mal. Milagrosamente, la epidemia cesó al día siguiente, y desde ese día todos los 21 de octubre se realiza una multitudinaria procesión en Portobelo.
Devotos del Cristo Negro recorren kilómetros de rodillas como penitencia o cargando en su espalda a algún familiar que haya sido beneficiado con un "milagro" del Nazareno en señal de gratitud, otros colocan cera de velas en su dorso como ofrendadas al santo o recibiendo azotes en todo su cuerpo, como muestra de devoción.
Estos sacrificios o mandas han sido criticados por organizaciones internacionales, además de la iglesia católica en Panamá, sin embargo, los feligreses aún siguen con la tradición enseñándole a sus hijos para que continúe hasta las próximas generaciones.