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El famoso juega vivo o las clásicas peripecias panameñas para evitar hacer algo siempre nos las encontramos en el camino , pero a ver gente seamos sinceros, el panameño cuando quiere, puede. El problema a veces es ese precisamente, que las cosas se logran cuando realmente quiere.
No necesitamos recurrir a datos estadísticos para saber que la mayoría de las veces las metas trazadas a inicio de año no se cumplen ni a la mitad, y que muchas de las personas en nuestro círculo han dejado de lado algo que siempre han anhelado hacer. Pero, ¿por qué ocurre este fenómeno? La mayoría de las veces puede deberse a nuestro mayor enemigo como seres humanos, EL MIEDO .
Podemos sentir miedo al fracaso, miedo al qué dirán, miedo a soltar la seguridad de un empleo y luego ingeniárselas para que ver cómo se resuelven los problemas, miedo a hacer las cosas de la manera menos adecuada, miedo a tener miedo. En fin, podríamos hacer una enorme lista.
Otro gran enemigo de los seres humanos es la PEREZA , jajajajaja siiii esa misma, somos seres perezosos por default, por eso hemos pasado toda la historia de la humanidad inventando cosas que aceleren procesos y nos evite el gasto de energía, y al final podemos quedar como el chapulín colorado diciendo… Si lo haaagooo… Si voooy…
A lo largo del tiempo que tengo haciendo el blog he compartido historias de personas que han salido adelante y nos inspiran a soñar y lograr nuestras metas , y hoy les compartiré la alegría de mi 2018, porque hoy lo veo y no lo creo.
Desde que tengo uso de razón tuve un sueño, quería irme a estudiar a Europa y conocer varios países de ese continente. Por mucho tiempo esto parecía un imposible, entre un problema y otro siempre sabía encontrar la excusa perfecta. Hice mis estudios universitarios en Panamá, pero ninguno de los títulos que lograba llenaban ese vacío que tenía, porque me quedaba con la cosquillita de que no era lo que realmente buscaba.
Cuando me vi tenía una licenciatura, dos post-grados, un master culminado y otro por sustentar; un trabajo que me gustaba, casada, iba a cumplir 30 y las expectativas de la vida empezaron a cambiar, pero aquella cosquilla que me daba desde mi infancia no me soltaba y me dije…
Cuando decidí aplicar a la beca que tanto me llamaba la atención pensé, “que sea lo que Dios quiera”, y bueno… fue lo que Dios quiso…
¡ME FUI!
Hoy, prácticamente un año después, les puedo compartir estas líneas con una enorme sonrisa mientras escribo, porque realmente no hay mayor satisfacción que ver realizada una meta anhelada toda la vida. Ahora preparándome para caminar hacia la siguiente.
El miedo a no cumplir ese sueño fue más grande que todos los demás, y por más tonto o por más grande que les parezca siempre traten de cumplirlo, porque el sentimiento de insatisfacción lo sentirán ustedes, solamente ustedes, nadie más.
Cada fin de año cuando van a dar las 12, hago un recuento de todos los logros del año, todas las bendiciones que tuve junto a mi familia y doy gracias por eso. Luego hago la lista de expectativas, cosas que quisiera lograr, y pongo en Sus manos el año que va a iniciar y que lleguen todas las oportunidades que me quiera mandar. Primero Dios, ¡este diciembre será memorable!
Escribir lo que quieres hacer e ir tachando la lista también funciona, es como hacer un “To Do List” de tus metas, si son a largo plazo, se puede ir trabajando poco a poco en metas a corto plazo que te ayuden a cumplir tu sueño. ¡Pero no desistas!
La edad tampoco la pongas de excusa, nunca es demasiado tarde, si realmente es algo que quieres hacer, ¡HAZLO! No te quedes con las ganas de sentir la satisfacción de haberlo hecho, o haberlo intentado.
“ La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen ”.
William Faulkner
FUENTE: Daisy Serracín