Han pasado solo unos días desde que la cantante Pink revelara que tanto ella como su hijo Jameson, de tres años, habían pasado buena parte de la última quincena luchando contra la enfermedad derivada del temido coronavirus, una batalla que desembocó en una donación millonaria por parte de la intérprete para asistir a los sobrecargados hospitales de Estados Unidos.
Ahora que la estrella de la música y su retoño, fruto de su matrimonio con Carey Hart, se encuentran mucho mejor y prácticamente recuperados, Pink ha decidido sincerarse sobre los entresijos de tan duro desafío, especialmente acerca del impacto anímico que ha supuesto la experiencia para toda su familia al haber afectado notablemente al benjamín de la casa.
"Es de alguna forma curioso, porque te prometen que tú y tu hijo vais a estar bien, pero la verdad es que no hay manera de garantizarlo. Nadie está necesariamente a salvo de esto, la verdad es que hemos vivido una montaña rusa de emociones", ha explicado la artista, madre también de la pequeña Willow (8), durante una conexión en directo con sus seguidores de la red social Instagram.
De hecho, la intérprete ha reconocido que hubo momentos extremadamente duros en los que no pudo evitar romper a llorar y ponerse a rezar como último recurso, todo ello al tiempo que trataba de tranquilizar a su pequeño y asegurarle que todo saldría bien. "Ha habido noches en las que no podía parar de llorar. Jamás había rezado tanto en toda mi vida. Jameson estuvo muy enfermo y todavía tiene la fiebre un poco alta", ha añadido.
La vocalista estadounidense ha querido incidir, asimismo, en el hecho de que tanto la infección como los peligrosos efectos que de ella se derivan no discriminan demasiado en función de la edad, habida cuenta de que ella, quien padece asma pero puede presumir de encontrarse en un estado óptimo de forma a sus 40 años, llegó a tocar fondo a nivel físico y, por supuesto, psicológico.
"No lo voy a negar, lo cierto es que me asusté mucho. Al principio me refugiaba en esa frase de que si eres joven vas a estar bien, al igual que los niños, que eso solo afecta a la gente de 65 para arriba. Pero esa no es la realidad. Yo soy asmática, pero Jameson, que tiene 3 años, estaba perfectamente antes de caer enfermo", reza otro extracto de su sobrecogedor testimonio.