BRASILIA (AFP). Archirrivales en el fútbol desde hace cien años, los hinchas argentinos han tomado la capital de Brasil confiados en que pasarán a semifinales en el partido contra Bélgica este sábado. 336j3m
"Argentina llegará a la final y ganará la Copa", asegura triunfante el estudiante argentino de 23 años Federico Brandolini, que se hospeda en casa de su amigo brasileño Moroni Chaves, de 21.
Enfundado con orgullo en la camiseta de Brasil, Moroni replica: "Él cree que van a llegar a la final, pero Argentina no pasa de Bélgica, y ahí acabó, Brasil será campeón".
"No hay como comparar: Neymar es grande. Y Messi, pequeñito", dice horas antes de la noticia de que el crack brasileño está fuera de la Copa tras sufrir una fractura de la tércera vértebra lumbar como consecuencia de un rodillazo de un rival en el minuto 88 del duelo con Colombia, que ganó Brasil 2-1.
La tabla parece casi hecha para que Brasil y Argentina se enfrenten en la final del Mundial, el domingo 13 de julio en el Maracaná de Rio de Janeiro.
"Argentina y Brasil se autoconsideran la mejor representación del fútbol latinoamericano y eso genera una rivalidad futbolística enorme. Todos los argentinos quieren que Brasil pierda y todos los brasileños que Argentina pierda", dice a la AFP el profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Buenos Aires Raúl Bernal-Meza, que ha sido profesor invitado en Brasil.
Ambos países son gobernados por presidentas que defienden la unidad suramericana, el mundo se divide entre quienes hinchan por Brasil o por Argentina, y cuando ambas selecciones entran al campo el planeta se paraliza. Las dos naciones reivindican asimismo haber producido al mejor jugador de todos los tiempos, Pelé y Maradona, y sus hinchadas no se cansan de repetírselo.
"Messi la Copa nos va a traer, Maradona es más grande que Pelé", ha sido el himno adoptado por los hinchas argentinos en los estadios de Brasil.
"Si eres argentino, dime como te sientes, tienes solo dos Copas, una menos que Pelé" (tricampeón Mundial), responden los brasilienses.
- Un siglo de contiendas -
Brasil y Argentina se enfrentaron por primera vez hace cien años, en un amistoso que ganaron los argentinos el 20 de setiembre de 1914. Una semana después, Brasil se hizo con la Copa Roca, en el primer partido oficial entre ambos.
El último Mundial que los enfrentó todavía levanta ampollas: Italia-1990, cuando Argentina eliminó a Brasil (1-0).
Brasil le gana a Argentina en cantidad de Copas del Mundo: cinco (1958, 1962, 1970, 1994 y 2002) a dos (1978, 1976). Pero en la Libertadores de América, los equipos argentinos ganan a Brasil: 22 títulos, contra 16. Y lo mismo en la Copa América (14 de Argentina contra 8 de Brasil).
"Para nosotros, una forma de batirle a Brasil, que es pentacampeón mundial, es ganarle en esta Copa, en su país", afirma Nicolás Padilla, de 29 años, cuya caravana recorre Brasil atrás de la selección. "Thank God, he is in my team" (Gracias a Dios, él está en mi equipo) reza su camiseta con el 10 de Messi.
"Todos saben de la pasión que los argentinos tenemos por el fútbol. Renuncié a mi trabajo para estar aquí", dice Gonzalo Valdez, un topógrafo de 34 años que viste un gorro de bufón con los colores de la bandera de su país.
La eliminación de Colombia por Brasil reunió a albicelestes y canarinhos en bares y terrazas de Brasilia. "Argentina, puedes esperar, tu hora va a llegar", cantaban los brasileños eufóricos con el pase a semifinales.
- Una marea albiceleste -
Hasta ahora, los argentinos han llegado en masa a las ciudades donde jugó la Albiceleste. A Rio de Janeiro y Porto Alegre llegaron unos 90.000, a Sao Paulo 70.000. En Brasilia se esperan entre 30.000 y 40.000, según la embajada argentina, y 60.000, según la policía militar.
Las autoridades han preparado un dispositivo especial de seguridad: 3.488 policías resguardan las inmediaciones del estadio, habrá vigilancia máxima en los aeropuertos contra la entrada de barras bravas y también habilitaron un parque al norte de la ciudad con duchas, baños, agua potable y una pantalla gigante para albergar la invasión de "los hermanos", como los brasileños llaman a sus vecinos.
"Los brasileños nos han abierto las puertas, en todos lados nos han ayudado con el hospedaje", explica Elías Sarouf, en medio del humo de la carne asada a la parrilla que prepara junto a su viejo autobús Mercedes Benz transformado en casa, en el que partió el 9 de junio desde Jujuy (norte de Argentina).
"La rivalidad es en el campo. Los argentinos son muy amables, y a nosotros brasileños nos encanta viajar a Buenos Aires y somos muy bienvenidos allí", dice una profesora de Brasilia que se identifica como Helena.
Brasileños o argentinos, el sueño es el mismo en la capital brasileña: "Todos queremos volver al Maracaná", donde se jugará la final, suspira Padilla.