El 2017, investigadores del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal y del Instituto Smithsonian Panamá (STRI) iniciaron un estudio observacional a largo plazo sobre el uso de herramientas por parte de monos capuchinos en la isla Jicarón, ubicada en el Parque Nacional Coiba.
Cinco años después, en 2022, los científicos detectaron un comportamiento inusual en un macho joven capuchino, que fue observado cargando crías de monos aulladores.
Según el STRI, ambas especies “cohabitan sin problemas, porque sus dietas son diferentes y, por lo tanto, no tienen que competir por la comida”. La institución también explica que, aunque existen casos documentados adopciones entre especies, estos suelen involucrar a bebés abandonados que son acogidos por hembras adultas.
Sin embargo, el hecho de que fuera un macho quien cargaba a las crías despertó el interés de los investigadores, quienes inicialmente pensaron que se trataba de un caso aislado. Con el tiempo, y tras varias observaciones adicionales, se confirmó que otros machos capuchinos jóvenes también estaban transportando crías de monos aulladores.
Posteriormente, descubrieron que estas crías no estaban abandonadas, sino que habían sido “secuestradas” de sus padres aulladores. Los investigadores reportaron haber visto o escuchado a los monos aulladores adultos llamando a sus crías desaparecidas desde árboles cercanos.
Embed - Telemetro Reporta on Instagram: "El 2017, investigadores del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal y del Instituto @smithsonianpanama iniciaron un estudio observacional a largo plazo sobre el uso de herramientas por parte de monos capuchinos, en isla Jicarón del Parque Nacional Coiba. En el 2022 detectaron un comportamiento inusual en un macho joven capuchino, que fue visto cargando crías de monos aulladores. Ambas especies “cohabitan sin problemas, porque sus dietas son diferentes y, por lo tanto, no tienen que competir por la comida”, explica el STRI, que además señala que se dan casos de adopciones entre especies, sin embargo, los investigadores destacan que usualmente son bebés abandonados que son acogidos por otras hembras. Al ser un macho llamó la atención de los investigadores, que inicialmente pensaron que se trataba de un caso aislado, pero tras varios meses vieron otros machos capuchinos jóvenes transportando crías de monos aulladores. Posteriormente descubrieron que tampoco eran crías abandonadas, sino que habían sido “secuestradas” de sus padres aulladores, que fueron vistos o escuchados llamando a sus bebés desaparecidos desde árboles cercanos. "Esto nunca se ha observado en ningún otro lugar, ni en esta isla, ni en ninguna otra población de monos capuchinos", destaca la investigadora Zoë Goldsborough. Lastimosamente las crías no tenían muchas posibilidades de sobrevivir, y murieron. "Los capuchinos no hacían daño a los bebés, pero no podían proporcionar la leche que los bebés necesitan para sobrevivir", explicó Goldsborough. "Lo que vemos de los bebés aulladores que murieron, es que todos fueron cargados hasta que se volvieron demasiado débiles para aferrarse”. Considerando que son monos inteligentes, rodeados de un entorno seguro, los científicos han atribuido este comportamiento de machos capuchinos jóvenes a “aburrimiento”. "La supervivencia parece fácil en Jicarón. No hay depredadores y pocos competidores, lo que les da a los capuchinos mucho tiempo y poco que hacer. Parece que esta vida 'lujosa' preparó el escenario para que estos animales sociales fueran innovadores", dijo Meg Crofoot, directora del MPI-AB. Brendan J. Barrett"
"Esto nunca se ha observado en ningún otro lugar, ni en esta isla, ni en ninguna otra población de monos capuchinos", destaca la investigadora Zoë Goldsborough.
Lastimosamente, las crías no tenían muchas posibilidades de sobrevivir y fallecieron. "Los capuchinos no hacían daño a los bebés, pero no podían proporcionar la leche que los bebés necesitan para sobrevivir", explicó Goldsborough. "Lo que vemos de los bebés aulladores que murieron, es que todos fueron cargados hasta que se volvieron demasiado débiles para aferrarse”.
Considerando el entorno seguro y la inteligencia de estos primates, los científicos han atribuido este comportamiento al “aburrimiento” de los jóvenes capuchinos.
"La supervivencia parece fácil en Jicarón. No hay depredadores y pocos competidores, lo que les da a los capuchinos mucho tiempo y poco que hacer. Parece que esta vida 'lujosa' preparó el escenario para que estos animales sociales fueran innovadores", dijo Meg Crofoot, directora del Instituto Max Planck.